9/9/10

James Bond 007: Blood Stone

Alta tensión. Esa es la impresión que nos ha transmitido la primera incursión de Bizarre Creations en la franquicia 007, el llamado Blood Stone. Acción frenética, persecuciones espectaculares, chicas bonitas... el cóctel Bond está ya casi listo, y se mezcla no se agita.

De acuerdo. No hay película de James Bond que llevarse a la boca en los próximos tiempos tras la cancelación del proyecto que había en marcha por problemas presupuestarios, pero ahí están Activision y Bizarre Creations para compensarnos con un nuevo videojuego sobre el espía británico que nada tendrá que ver con los filmes.

Daniel Craig repite papel en un videojuego que, como adelantamos en su momento, funciona de manera independiente a las saga cinematográfica con su propio guión, personajes y tramas. Visitamos Turquía en el pellejo del mismísimo 007, y descubrimos lo mucho que ha mejorado el videojuego desde el momento en que fue anunciado.

Licencia para Matar
La acción de la demostración de Blood Stone que hemos tenido oportunidad de ver recientemente da comienzo en Estambul. Ahí es donde Bizarre Creations se siente cómoda y es la parte en la que está insistiendo de cara a la prensa por la fortaleza de los diseños estéticos y el frenetismo de la acción. La ciudad turca presenta un brillante aspecto, y nos han llamado atención algunos matices como los detallados NPCs que se entremezclan con la acción. Matices interesantes que contribuyen a enriquecer una acción muy intensa.

La variedad de situaciones que presenta Blood Stone es encomiable. No sólo lo consigue alternando vehículos, fases a pie... también con unos escenarios rotundos e imponentes. El acercamiento más directo que ofrece el juego a los usuarios ávidos de acción es el obvio. La localización son las obras que circundan una zona con ruinas antiguas, y Bond utiliza todo lo que tiene a mano para golpear a sus enemigos, entremezclando la carrera a pie por las instalaciones con espectaculares combates cuerpo a cuerpo de una agresividad formidable.
Con la vía sigilosa, por otra parte, el protagonista emplea diferentes parapetos del escenario, mención especial para las columnas, y va acabando progresivamente con sus enemigos uno a uno y sin hacer ruido con violentas ejecuciones. Éstas son ciertamente espectaculares, y es que cambian en función del tipo de entorno que nos rodee haciendo que Bond pueda acabar con todos ellos de un sin fin de formas.

Lo que sí es común, independientemente de la vía que escojamos, es un ligero componente de plataformas que acompaña a la acción para darle algo de variedad. La premisa vuelve a ser la de la espectacularidad, y es que inmersos en estas superficiales pruebas de habilidad y destreza deberemos también evitar disparos o superar persecuciones.

La última punta de lanza de Blood Stone es la de las persecuciones a bordo de vehículos, algo que parecía inevitable tratándose de un videojuego desarrollado por Bizarre Creations. La secuencia es tan aparatosa como cabría esperar perteneciendo al universo Bond, y recorre a toda velocidad unas estrechas calles del centro de una ciudad mientras destruimos voluntaria o involuntariamente todo lo que encontremos por el camino, ya sean sillas, mesas de cafeterías y demás objetos de mobiliario urbano.

Buscar la espalda de nuestros contrincantes será fundamental si queremos superar los niveles sin despertar atenciones no deseadas. Rápidamente se cambia el escenario de la demostración a un nevado campo siberiano salpicado de un pipeline petrolífero. El nivel es una montaña rusa de emociones y concluye además con una cadena de explosiones con una serie de tanques de combustible que van estallando a nuestro paso, y con un molesto helicóptero que nos pondrá las cosas todavía más difíciles.
James Bond 007: Blood Stone se pondrá a la venta en algún momento todavía por determinar del último trimestre del presente 2010 para PC, Xbox 360, PlayStation 3 y DS. Será entonces cuando comprobemos qué tal le sienta a Bizarre Creations el hacerse cargo de una licencia tan poderosa como la del agente secreto británico.

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