El personaje de dibujos animados
Bob Esponja
está en entredicho tras la difusión de un estudio que insinúa que los
niños de cuatro años que vieron brevemente su programa pueden sufrir
deficiencias de atención de corto plazo y problemas de aprendizaje,
según publica "Agencias y el
Espectador".
Se percibieron los problemas en
un estudio realizado entre 60 niños seleccionados al azar, a quienes se
les asignaron que miraran "Bob Esponja" o los dibujos animados de ritmo
más lento "Caillou" que trasmite PBS (el servicio de televisión pública
estadounidense), o bien que se dedicaran a dibujar.
Inmediatamente después de estas
asignaciones de nueve minutos, los niños fueron sometidos a pruebas de
función mental. Aquellos que vieron "Bob Esponja" realizaron las tareas
con un rendimiento mucho más bajo que los otros.
En investigaciones previas se
vinculó a la televisión con problemas de atención de largo plazo en los
niños, pero el nuevo estudio indicó que pueden ocurrir problemas más
inmediatos después de un breve período de exposición, resultados que
deberían poner en alerta a los padres de niños pequeños, dijeron los
autores del estudio.
Los dibujos animados para niños
muestran típicamente unos 22 minutos de acción, por lo cual, mirar un
programa completo "podría ser de más detrimento", conjeturaron los
investigadores, pero agregaron que se requiere más evidencia para
confirmar esa hipótesis.
Los resultados deberían ser
interpretados con cautela debido al tamaño reducido del estudio, pero
refuerza la impresión de que la exposición a los medios constituye un
asunto de salud pública, destacó el doctor Dimitri Christakis,
especialista en desarrollo infantil del Hospital Infantil de Seattle.
El experto escribió un editorial que acompaña al estudio publicado el lunes en el cibersitio de la
revista Pediatrics.
Christakis recomendó que los padres necesitan darse cuenta de que los
programas muy rápidos no parecen ser los adecuados para los niños muy
pequeños. "Lo que los niños miran tiene gran importancia, no se trata de
cuánto tiempo miran", destacó.
Angeline Lillard, catedrática de Psicología de la
Universidad de Virginia y directora del estudio, afirmó que "Bob Esponja", trasmitido por
Nickelodeon, no debería ser señalado individualmente.
La experta dijo se hallaron
problemas similares en niños que miran programas de dibujos animados de
ritmo muy rápido. Lillard agregó que los padres deberían tomar
conciencia de que a los niños de muy tierna edad se les afecta la
capacidad de aprendizaje y el dominio de sí mismos inmediatamente
después de ver programas de ese tipo.
"No recomendaría que vieran esos
programas antes de asistir a la escuela o en cualquier etapa en que se
espere que presten atención y aprendan", agregó.
David Bittler, portavoz de
Nickelodeon, refutó los resultados y destacó que "Bob Esponja" está
dirigido a niños de seis a 11 años de edad y no a los niños de cuatro
años.
"Al reunir a 60 niños de grupos
no diversos, que no pertenecen a la audiencia a la que está dirigida el
programa y que miran nueve minutos del programa es una metodología
dudosa y posiblemente no sentaría las bases para resultado válido alguno
en que los padres puedan confiar", agregó.
Lillard dijo que se eligió a
niños de 4 años porque esa edad "es el período clave durante el cual se
ve el mayor desarrollo" de cierto autocontrol de su capacidad. Este
estudio no podría determinar si acaso los niños de otras edades podrían
ser afectados de la misma manera.
La
mayoría de niños eran blancos y procedían de familias de clase media o
adinerada. Estos recibieron pruebas de función mental comunes después de
mirar dibujos animados o de dibujar. Los niños que vieron Bob Esponja
tuvieron un promedio de 12 puntos menos que los otros dos grupos, cuyo
rendimiento fue casi idéntico.
En otra prueba, que medía el
dominio de sus facultades y la impulsividad, los niños fueron
catalogados por el tiempo que esperaban para comerse unos bocadillos que
se les ofrecieron cuando el investigador salió del salón.
El grupo de "Bob Esponja" esperó
un promedio de dos minutos y medio, mientras que los otros dos grupos
esperaron un promedio de por lo menos cuatro minutos.
El estudio contiene varias
limitaciones. Por un lado, los niños no habían sido sometidos a pruebas
antes de mirar televisión, pero Lillard dijo que ninguno de los niños
estudiados había sido diagnosticado con problemas de atención y todos
tuvieron puntajes similares en evaluaciones de sus padres sobre su
comportamiento.