Cuatro años atrás, con la mirada perdida, Lionel Messi presenciaba desde el banco de suplentes la eliminación de Argentina de la Copa Mundial de la FIFA, por penales, a manos de la anfitriona Alemania. En aquel momento, a pesar de tener apenas 19 años, nadie dudaba de que la Pulga tuviera su oportunidad de brillar en la máxima competición planetaria. Sólo era cuestión de tiempo…
Hoy, mientras celebra su cumpleaños 23 en Sudáfrica, Messi parece haber dejado atrás tanto aquel recuerdo amargo como esas críticas que, en su país, lo acusaban de “no jugar en la selección como en el Barcelona”. De hecho, nadie duda el papel protagónico que Diego Maradona le ha asignado a Lio. Por un lado, lo transformó en el indiscutido líder futbolístico del equipo. Por el otro, al darle la capitanía ante Grecia, lo convirtió el jugador más joven en llevar el brazalete en la historia de la Albiceleste.
Ambas decisiones de Maradona parecen a apuntar en la misma dirección: a Messi le llegó el año de la madurez con el seleccionado. Y él ya ha demostrado con creces estar listo para asumirlo.
Picante y pensanteDentro del campo, Messi mismo ha reconocido sus cambios en cuanto a su presencia física, pidiendo la pelota sin agachar la cabeza y peleándola mano a mano con jugadores más fuertes. Sin embargo, es en la lectura del juego donde ha hecho grandes progresos. Consultado sobre por qué ante Grecia había aparecido más atrás que en los partidos anteriores, contestó: “Tenía un hombre encima continuamente, entonces intenté moverlo un poco, sacarlo del medio para que no se amontonara gente ahí y mis compañeros pudieron jugar más tranquilos en esa zona. Además, así ganaba espacios para hacerle el uno contra uno”.
Otro signo de su crecimiento es la tranquilidad que demuestra a pesar de su sequía, dato poco habitual para alguien acostumbrado a perforar redes rivales. “No me preocupa, aunque obviamente me gustaría que entre y poder convertir, pero no pasa nada. Lo importante es mantener este nivel de juego y que el equipo gane. Ojalá se de contra México en octavos”, afirmaba con una sonrisa.
Ni Maradona demostró esa calma al hablar de la mala racha de su niño mimado tres el 2-0 a Grecia. “Messi no la puede meter, es increíble… Patea y pega en el palo, pero en el lado de adentro… ¡y en vez de entrar, sale! Me tiré de panza al piso en esa jugada, pero me quería tirar de cabeza en realidad. Es más, si había una pileta lo hacía…”.
Mensaje en una cintaMás allá de su humorada, y lejos de haber sido un mero regalo por su día, con la capitanía Maradona le entregó a Messi un verdadero mensaje de respaldo. De hecho, le quitó dramatismo a la decisión, aún sin confirmarla, en la conferencia de prensa anterior al partido: “En su momento yo me hice un viaje a Barcelona para decirle que no se preocupara. Y su hora llegó. El domingo, cuando le dije lo que le dije, se emocionó. Es algo muy lindo, ya lo verán en la cancha”.
Messi no pareció sentir la responsabilidad de llevar la cinta que usó Daniel Passarella, con 25 años, en el equipo campeón de 1978 o el mismo Maradona en 1986 con 26. De hecho, podría decirse que la asumió con gran naturalidad a horas de cumplir los 23. ¿Cómo se sintió él? “La verdad es que fue un partido muy especial. Desde que supe que iba a ser capitán lo viví con tranquilidad, y mucho tuvo que ver el apoyo de mis compañeros. Fue una experiencia hermosa”, confesó el jugador.
Salvo que sea su deseo de cumpleaños y este se cumpla, Lio deberá devolverle el brazalete a Javier Mascherano para el partido ante México de los octavos de final. Pero si algo ha demostrado Messi en este último tiempo es saber tomar las decisiones correctas. Por eso no extrañaría que, a la hora de apagar las velas, pida estar en el Estadio Soccer City el próximo 11 de julio…