Apple se convirtió en una de las empresas de tecnología más poderosas del mundo. Se disputa codo a codo con su archirrival Microsoft la supremacía en el sector. Pero ¿habrá un ganador en esta feroz competencia?
Hace menos de dos meses Steve Jobs presentó el iPad, del cual ya vendió más de un millón de unidades solo en Estados Unidos.
Una de las peleas míticas del mundo empresarial es la que sostienen Steve Jobs y Bill Gates por la supremacía en el sector tecnológico. El pulso entre estos dos pesos pesados está como para alquilar balcón. Y nadie se atreve a hacer una apuesta sobre quién ganará. Por ahora, varias noticias muestran que Jobs está sacando ventaja.
Los hechos son evidentes. Primero, Apple se convirtió en la segunda empresa con mayor valor de mercado en el ranking S&P 500 –uno de los más importantes índices bursátiles del mundo–, con una capitalización de 232.000 millones de dólares. De acuerdo con este índice, la compañía de Jobs apenas es superada por ExxonMobil, la principal petrolera privada del mundo. Microsoft fue desplazada hacia el tercer lugar con un valor de 227.000 millones de dólares.
De otra parte, la compañía de investigación de mercados Millward Brown reveló el resultado de su estudio BrandZ, que mide el valor de marca de las principales compañías mundiales. Por primera vez en las cinco versiones del ranking, Apple superó a Microsoft y se convirtió en la tercera marca más valiosa del planeta, luego de Google e IBM. Apple tiene hoy un valor de marca de 83.153 millones de dólares, con un crecimiento de 32 por ciento en el último año, justo por encima de Microsoft, cuyo valor de marca se mantuvo en 76.344 millones de dólares. Estos dos hechos muestran que algo importante está ocurriendo en el mercado de la tecnología.
Se trata, sin duda, de una lucha de titanes que tiene una larga historia. Uno de los capítulos que han hecho carrera dice que a comienzos de los 80 ambos rompieron su relación porque Jobs acusó a Gates de haber copiado el sistema operativo gráfico del Macintosh –el primer gran éxito de Apple–, para sacar la idea de su programa Windows. Los críticos de Jobs, por su parte, aseguran que él tampoco tenía una idea original, pues sacó su software de un prototipo que venía desarrollando la compañía Xerox.
Pero más allá de estos cuentos, hay episodios reales. Cuando el fundador de Microsoft salió del anonimato para convertirse en uno de los hombres más ricos del planeta, Steve Jobs dijo: “No me molesta el éxito de Microsoft. El único asunto con ellos es que no tienen gusto. No tienen ideas originales y no ofrecen mucha cultura en sus diseños. Fabrican productos de tercera calidad”.
Otro acontecimiento clave se dio en 1997. Ese año, Jobs tuvo que tragarse sus propias palabras y recibirle a Bill Gates 150 millones de dólares para salvar a Apple, que enfrentaba serios problemas financieros. Más recientemente, Melinda Gates, la esposa de Bill, sorprendió a todo el mundo al reconocer a comienzos del año pasado, en una entrevista para la revista Vogue, que sus hijos tienen prohibido usar productos Apple. Por esta razón, a estos dos magnates siempre se les ve como los antagonistas de una de las luchas de negocios más interesantes de la historia reciente.
La fórmula del éxito de Microsoft se centró en masificar sus programas de computación: vender mucho y hacer sonar la caja registradora. Jobs está en la otra esquina del ring. Su apuesta ha sido por la exclusividad, a partir de la creatividad y la innovación. De hecho, Jobs siempre se ha negado a ser un hit del mercadeo masivo.
Por eso lo que está pasando ahora es significativo: Apple, la que apostaba por la exclusividad, está recibiendo ingresos cada vez más altos gracias al éxito de sus productos que se venden masivamente. Eso muestra un cambio en los hábitos de consumo de muchas personas. Primero fue el iMac, una máquina que no solo quería ser funcional, sino una obra de diseño. Luego vinieron el iPod y la tienda de música virtual iTunes con los que Jobs revolucionó el mercado de la música en 2001. Se le sumó el iPhone en 2007, el dispositivo que le dio un giro de 180 grados al negocio de los teléfonos inteligentes. Hace apenas un mes, Apple dio su último golpe con el revolucionario iPad, que apunta a adueñarse del mercado editorial. El éxito ha sido rotundo: solo en Estados Unidos ya han sido vendidos más de un millón de estos aparatos y en menos de la mitad del tiempo que se había estimado.
Microsoft, por su parte, no ha tenido buenas experiencias recientemente. Solo un ejemplo: el Windows Vista, un nuevo y aparentemente revolucionario software de Microsoft, fracasó estruendosamente luego de su lanzamiento en 2007. Pero Microsoft se está moviendo para no perder terreno. Introdujo Windows 7 en octubre de 2009 y hace dos semanas se conoció la versión 2010 del Office, su tradicional paquete de programas. La firma también quiere incursionar en la industria de aparatos celulares y tiene todo listo para un lanzamiento. Y hace poco abrió en Estados Unidos su primer almacén Windows con el que busca competirles a las tiendas Apple.
El mundo de la tecnología está realmente movido. En los últimos 30 años, Steve Jobs y Bill Gates han revolucionado la tecnología. Todo indica que en esa novela aún faltan varios capítulos.
FUENTE: www.semana.com
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